jueves, 1 de noviembre de 2012

Días de pintauñas baratos



Lo había recogido todo y su maleta traqueteaba junto a ella llena de sombras verdes y luces amarillas arrojadas por los árboles otoñales a ambos lados de su casa.

Vestida con colores femeninos, sus uñas moradas y brillantes olían a recién pintadas y su piel picaba, embadurnada de crema bajo la ropa ajustada.

Sus pies, siempre helados en los momentos difíciles, la llevaban por la calle tranquila y fría.

No había ni un alma, y la de ella se hacía grande y pequeña, y escapaba y volvía para recordarle el gran daño que le había hecho a algún antiguo amor.

Una serie de acontecimientos ese día la habían puesto en aquel estado mental.

Añadiendo extraños colores a su día.

Empujándola a cubrirlos de otros, más bonitos.

De canciones para chicas.

De olores para chicas.

Que sólo conseguían hacer más evidente la extrañeza de aquel día.

Pero ya eran las cinco, y era tarde para volverse atrás. Aquel día había tomado las riendas por sí mismo, y ella no estaba por la labor de quitárselas.

Además, estos días extraños de menstruación y pintauñas baratos siempre tienen consecuencias interesantes.

3 comentarios:

Ikana dijo...

No me gusta pintarme las uñas de las manos... pero las de los pies sí, porque se esconden en el zapato. Por lo general, solo pinto una de cada pie.

Amanda Gil dijo...

¡Pero bueno! La gente se cree que en los comentarios se puede decir cualquier cosa...

Bibiana Varela Lema dijo...

Hum.....