miércoles, 9 de mayo de 2018

La distancia entre Sí y No



Hay mil caminos entre Sí y No que recorro mil veces al día.

Hoy, por ejemplo, estaba muy tranquila en No. Me estaba tomando un café amargo en una de sus cafeterías antiguas, con clientes fumadores. Abundan en No. Estaba recostada contra el respaldo de mi sofá de cuero desgastado, con la pierna derecha cruzada por el tobillo. Chulería y caspa.

Me mandabas wasaps y coincidíamos, para variar. Opiniones y visiones alineadas. Y ya he empezado a caminar hacia la puerta. Fuera hacía mejor tiempo que otros días.

He salido por la puerta de un salto y he echado a correr: el humo y el polvo de No quedaban atrás para dar paso a un camino cada vez más rodeado de arboles, flores, frescor, calor, agua, vida, primavera...

He llegado corriendo a Sí. Corriendo con el corazón en la garganta, no por la carrera sino por la meta. Hay callejuelas en Sí, con macetas desbordadas de flores desconocidas. Hay en Sí una luz y un sonido que vibran. 

¿Y por qué no me quiero quedar? No lo sé, pero hay personas que se asoman y cierran las contraventanas. Sí me tiene dando vueltas por caminos tortuosos, vacíos y fritos por el Sol.

Me he tropezado con escalones que antes no estaban ahí. Me he ido dirigiendo despacio, inconscientemente, hacia la periferia. Necesito abandonar Sí.

Vago. Camino por montañas y riachuelos y me siento perdida.

Me he caído a un río y en el fondo, un tesoro subacuático. Al sacarlo a la superficie era solo arena, que se ha disuelto brillando en un millón de ondas que rodeaban mi cintura. No lo entiendo. Me da miedo este pez gigantesco que me mordisquea los pantalones y luego no hacía nada. No como las sanguijuelas que me chupaban la sangre, por debajo.

Bajo la cuesta. Las plantas y las piedras van desapareciendo para dar paso a una acera seca.

Los semáforos están ordenados.

En los pasos de cebra espero, y cruzo cuando está verde.

La luz es gris y el agua va dentro de botellas de plástico etiquetadas que mienten para tranquilizarnos.

¿He venido yo a No, o ha venido él a mi? Ya estoy recorriendo sus calles negras y sus cielos opacos. Ya te estoy echando de menos.


2 comentarios:

Karel dijo...

muy bueno, quizas deba estar entre una mezcla de si y no dependiendo de lo que sea mas conveniente en cada circunstancia?

Amanda dijo...

Ka!!! Gracias por tu comentario : )
Sí, opino que empeñarse en quedarse en cualquiera de los dos extremos requiere un esfuerzo que va en contra de las leyes de la física; como si fuéremos un péndulo. Yo creo que las cosas pasan a medio camino... cuando estás yendo de un extremo al otro.
Un abrazo enorme, estés donde estés <3.