viernes, 9 de febrero de 2018

No son joyas, COÑO

Dios sentada a lo indio junto a un agujero de gusano. Viendo pasar el tiempo.

Dentro del agujero, un túnel; en todos los sitios y en todos los momentos. Es un túnel de llegando a Galicia. Está bien iluminado, y en su interior hay un grupo de personas reunidas alrededor de una serpiente. Se preguntan cómo ha llegado ahí.

La serpiente está dormida, estirada contra la pared húmeda. Está bien iluminada. Dentro de la serpiente, en la zona central, hay un grupo de músculos reunidos alrededor de una vena.

-¿Esta vena ha estado aquí siempre?

-A mí me suena que aquí no había vena antes.

En el interior de la vena estirada contra la pared húmeda, por la zona del centro, bien iluminada, hay alojada una aguja. A su alrededor, una multitud de glóbulos rojos están formando una barricada para que la aguja no llegue al corazón.

-¡¿Y cómo coño ha llegado hasta aquí una aguja?!

-¡¡¡Tapa por ahí!!! ¡¡¡Tapa por ahí, que se cuela!!!

A la aguja ya le da igual. Lleva un día que se ha dedicado a insultar a todo el mundo casi sin querer, sorprendiéndose cuando bajaban la mirada pero contenta de poder decir la verdad, coño.

-Quemando puentes. Quemando puentes. Quemando puentes -repite la aguja para sí misma.

La aguja se abre paso. Recorre la vena. Nada puede pararla. Se desliza por el flujo sanguíneo como si hubiese sido creada para ello... como si fuese un plan de la vena, hasta que llega al corazón.

La serpiente ha muerto y las personas que tenía alrededor no son conscientes. La siguen mirando como si nada hubiese pasado. Pero delante de sus ojos, acaba de morir una serpiente con una aguja clavada en el corazón, al mismo tiempo que el túnel en el que se hallan sale del agujero de gusano. Estamos en 1962. La galaxia está bien iluminada.

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