sábado, 31 de diciembre de 2016

Superautopista de Información Revenida

Cuando fui una triste terapia. Todo triste. Todo negro y lleno de babas, mocos y lágrimas, para deslizarte mejor.

Canal. Superautopista de información revenida.

Aún entonces eras más listo y me lo explicabas, y con tu martillo de ocho toneladas aplicabas sentencias y las ejecutabas, todo a la vez.

Me duele la tripa de asco y de pena. A infinitos mil kilómetros y sin posibilidad de respuesta, me encuentro en el lugar en el que no puedes convencerme de lo contrario.

De que pienso así porque soy Piscis. De que yo sola me disperso como poca mantequilla sobre demasiado pan.

Con tus preciosos ojos light blue, tan nuevos y viejos. Tan escudriñantes y ciegos, no querías ver.

Yo, como una rama de un manzano, con una manzana más pesada que el Sol. ¿No debería haber caído ya? Debería haber caído hace mil años, pero ahí está. La rama en un ángulo imposible y la puta manzana rozando la hierba. Me quedé sin aire cuando te solté y salí disparada hacia nosesabebien dónde.

¿Cómo encontrar mi sitio y recuperar mi forma?

Deformada y desorientada, pero ahora mi savia es mía. Mi fotosíntesis es mía.

La información revenida que corre por mi superautopista es toda mía, mía, mía.

Quédate tus babas y tus mocos.
Quédate ahí, en la distancia.
Púdrete de miel, sobre la hierba.
Todos mis goodbyes me pertenecen.

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